En La Nueva España...
el virrey Don Diego Carrillo de Mendoza y Pimentel, marqués de Gelves, ordenó la compra de una joven agraciada para su servicio personal y pidió al Capitán Don Miguel de Sosa, hombre de su confianza, que viajara al puerto de Acapulco para recibir tan preciado capricho, que llegaría en la Nao de China.